
La Casa Blanca negó este viernes haber estado al tanto de los detalles de una fallida operación encubierta que permitió el contrabando de armas a México con el fin atrapar a los traficantes, a través de la activación del polémico plan conjunto “Rápido y Furioso”, hecho que generó un escándalo diplomático entre ambos países.
Un alto funcionario que se protegió en el anonimato, informó que "nadie en la Casa Blanca conocía las tácticas de investigación utilizadas en la operación, ni mucho menos la decisión de permitir que las armas fueran traficadas".
Medios de prensa estadounidense informaron recientemente que una comisión del Congreso recibió este jueves copias de correos electrónicos de la agencia encargada del control de venta de armas que indicaban que ciertos altos cargos del gabinete presidencial de Estados Unidos (EE.UU.) recibieron informes de la polémica operación conocida como “Rápido y Furioso”.
De acuerdo con el diario Los Angeles Times, la Casa Blanca recibió información sobre la operación que buscaba rastrear armas dirigidas al crimen organizado y que se perdieron en su seguimiento.
Cuando el fracaso salió a la luz pública el presidente, Barack Obama, declaró de forma enfática que desconocía del desarrollo del operativo en sus inicios.
Según el rotativo, un supervisor de la operación en Phoenix de la Oficina de Alcohol, Tabaco, Armas de Fuego y Explosivos (ATF, por su sigla en inglés) mencionó a “Rápido y Furioso” en al menos un correo electrónico a un funcionario de Seguridad Nacional de la Casa Blanca.
También hizo lo mismo con otros dos funcionarios en la Casa Blanca a quienes de forma breve el supervisor les reportó sobre el operativo, siempre de acuerdo con los mails obtenidos por el diario.
En respuesta, voceros del Gobierno federal señalaron que eso no prueba que la Casa Blanca sabía con antelación del operativo encubierto.
La versión periodística precisó que los tres funcionarios de la Casa Blanca que recibieron los correos fueron Kevin M. O'Reilly, director de Asuntos de Norteamérica del equipo de Seguridad Nacional de la Casa Blanca. Además, Dan Restrepo, asesor sobre Latinoamérica para el presidente, y Greg Gatjanis, otro oficial de Seguridad Nacional.
La ATF de Estados Unidos permitió durante meses, a partir de finales de 2009, la entrada fraudulenta de unas dos mil armas a México. Algunas llegaron a aparecer en la escena del crimen de agentes estadounidenses en la frontera.
México protestó airadamente al destaparse el escándalo y Washington abrió una investigación interna que acabó con destituciones. El jefe de la ATF, Kenneth Melsin, fue transferido a otro cargo en el seno del Departamento de Justicia, y un fiscal federal en Arizona también presentó su dimisión.
Los congresistas republicanos Darrell Issa y Chuck Grassley abrieron una investigación sobre "Rápido y Furiosos" que ha producido varios informes que critican la inacción de la ATF.
Cuando el fracaso salió a la luz pública el presidente, Barack Obama, declaró de forma enfática que desconocía del desarrollo del operativo en sus inicios.
Según el rotativo, un supervisor de la operación en Phoenix de la Oficina de Alcohol, Tabaco, Armas de Fuego y Explosivos (ATF, por su sigla en inglés) mencionó a “Rápido y Furioso” en al menos un correo electrónico a un funcionario de Seguridad Nacional de la Casa Blanca.
También hizo lo mismo con otros dos funcionarios en la Casa Blanca a quienes de forma breve el supervisor les reportó sobre el operativo, siempre de acuerdo con los mails obtenidos por el diario.
En respuesta, voceros del Gobierno federal señalaron que eso no prueba que la Casa Blanca sabía con antelación del operativo encubierto.
La versión periodística precisó que los tres funcionarios de la Casa Blanca que recibieron los correos fueron Kevin M. O'Reilly, director de Asuntos de Norteamérica del equipo de Seguridad Nacional de la Casa Blanca. Además, Dan Restrepo, asesor sobre Latinoamérica para el presidente, y Greg Gatjanis, otro oficial de Seguridad Nacional.
La ATF de Estados Unidos permitió durante meses, a partir de finales de 2009, la entrada fraudulenta de unas dos mil armas a México. Algunas llegaron a aparecer en la escena del crimen de agentes estadounidenses en la frontera.
México protestó airadamente al destaparse el escándalo y Washington abrió una investigación interna que acabó con destituciones. El jefe de la ATF, Kenneth Melsin, fue transferido a otro cargo en el seno del Departamento de Justicia, y un fiscal federal en Arizona también presentó su dimisión.
Los congresistas republicanos Darrell Issa y Chuck Grassley abrieron una investigación sobre "Rápido y Furiosos" que ha producido varios informes que critican la inacción de la ATF.
teleSUR- AFP- Notimex/ao - FC
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